Toda una vida inconsciente.

Como todos los grandes perezosos se pasa la vida haciendo catálogos de obras que nunca escribirá; y según les ocurre también a los abúlicos, cuando son apasionados e imaginativos, para no estallar, para no volverse loco, casi a hurtadillas, al margen de sus grandes proyectos, todos los días escribe un poema, un artículo, una reflexión. Dispersión y tensión. Todo marcado por una misma señal: esos textos fueron escritos por necesidad. Fernando Pessoa: el desconocido de sí mismo. Octavio Paz. El faro parece tener más raíces que el árbol El avión de cara al puerto se estremece más que el albatros El conductor del taxi rodeaba glorietas y ningún manantial por debajo de las avenidas Sus limpiaparabrisas son nuevos pero las gotas de lluvia siguen cayendo empañadas En el malecón la locomoción de los lanchas desplaza al latido en la voz de los vendedores Dura más la lujuria en los motores que en la sal de una banderilla de pulpo En el reloj de pared cuando la aguja es ...