Toda una vida inconsciente.
Como todos los grandes
perezosos se pasa la vida haciendo catálogos de obras que nunca escribirá; y
según les ocurre también a los abúlicos, cuando son apasionados e imaginativos,
para no estallar, para no volverse loco, casi a hurtadillas, al margen de sus
grandes proyectos, todos los días escribe un poema, un artículo, una reflexión.
Dispersión y tensión. Todo marcado por una misma señal: esos textos fueron
escritos por necesidad.
Fernando Pessoa: el desconocido de sí mismo. Octavio Paz.
El faro
parece tener más raíces que el árbol
El avión de
cara al puerto se estremece más que el albatros
El conductor
del taxi rodeaba glorietas y ningún manantial por debajo de las avenidas
Sus limpiaparabrisas
son nuevos pero las gotas de lluvia siguen cayendo empañadas
En el malecón
la locomoción de los lanchas desplaza al latido en la voz de los vendedores
Dura más la
lujuria en los motores que en la sal de una banderilla de pulpo
En el reloj
de pared cuando la aguja es la una del otro día
se ha hecho más clara que el horizonte nocturno
En el
folleto anunciaba un volcán pero si quiero ver fuego
hay una chimenea
de cristal y a control remoto
La cafetera
calienta lo que en el sueño no encuentro
Con un
cigarro en los dedos que lanza el humo sin savia
miro flotar
a las boyas Pienso en ballenas varadas
Las margaritas
no saben lo que sí sabe el balcón sin más nadie
Pongo en el
jarro las aguas que el mar se deja en la orilla
porque su
sed insaciable quiere tomar Coca Cola
Tengo mis
pies en pantuflas en las que el arduo camino no anda
En toda escafandra
hay verdad porque la desnudes es mentira
El faro
parece tener más raíces que el árbol
Toda una vida inconsciente
para acabarla pensando
en lo que no
respiró.
Omar Alej.
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