De evaporarse y llover.

Cada uno de nosotros es el total de sumas que no ha contado: reducidnos de nuevo a la desnudez y a la noche, y veréis cómo empezó en Creta, hace cuatro mil años, el amor que ayer terminó en Texas. El ángel que nos mira. Thomas Wolfe. Aquella mañana habría día el sol lo tenía claro de suspenso y vanidad Nos vería convertidos en salvajes y servirnos de las ramas y las hojas para hacernos más que viento una corriente sin propósito además del movimiento pendular de nuestro sexo Usaríamos vestidos estampados con orugas y oración de ley pagana Beberíamos café en el mismo bar donde en parte yo había roto mi promesa en el que tú te convencías de que el truco de mis trucos no era ser un charlatán y sí una copia de la vida Un accidente Bailaríamos al ritmo de las huellas del tic tac de los relojes que rompimos haciéndonos los guapos En una muerte en la que el tiempo no era norma ni podía desheredarnos ...