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Mostrando las entradas de febrero, 2022

Gigantes solos.

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  […] sobre la cara gris, sobre el camisón de cuello alto que también parecía gris, como si cada una de sus ropas participara de ese horrendo color fierro de su implacable e invencible moralidad que, según el doctor lo comprobaría más adelante, era casi omnisciente. Las palmeras salvajes. William Faulkner El invierno me ha hecho entender que la guerra inició dentro de uno y después me quedé sin poder resolver que el temor es de todos un acto para devorarnos de acuerdo a la ley de agujeros negros y de ferias de pueblo      Así lo supe al cruzar por la calle sobre la que abundan el ruido y el gas de este mañana explotando   Gigantes solos   gatos escaldados perros abandonados ríos hartos de sed bajo el sol   viejas postales en el exilio comercios después del saqueo en fin simbolos de miserias   en manos de un miserable No más   Beautiful losers Los que demandan la herencia de lo que deja el engaño del enramado sobre el muro Qu

José Val del Omar.

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 Ojalá que te ayude a saltar fuera de nuestro yo, de nuestro día, de nuestro orden. Ojalá que te ayude a respirar y arder sin dejar rastro. Ojalá tires tu reloj al agua. Tientos. José Val del Omar.  Fotografía de José Val del Omar Como nada hospedaba al instante    y como nadie escuchaba   qué breve es el juego sea dicha o lamento     a dónde nací ya no he vuelto     Por no incordiar he dejado que de mis manos secara el alma del norte tallada en madera No conseguía prevenir que yo era como el que nunca sería una palabra cortando con su calor la premiación de oropel   Es que no tengo destreza para llegar hasta el frente donde medallan con tiempo lo que en el tiempo se aleja   Vengo a quedarme sin sitio nombro las cosas nombradas sin ruido   Seré en su blanco silencio y repitiendo mi voz Con quien me encuentra dialogo de heridas de amor y de arder De golpe no tengo el anhelo de conquistar la otra orilla   Re bailo las

Invierno del 96.

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  Allá, en esas mis convicciones y mis universos Vago y acierto Fallo y caigo Y me alegro de cosas aunque no sean ciertas Intimo. Andres Caicedo.  El mundo estaba a penas por adentro sinsentido por afuera absurdidad y al dibujar un autopase la perspicaz melancolía de un gran gol que nadie ve     La calle era la entrada a aquella honda madrugada Con la coca en la puntilla de una llave derivaba el uno mismo a ser de otros que escapaban muy a prisa entre el descuido de las luces   Nos plagaron las derrotas con los días de aventuras descocidas al roído en sus solapas Los mitos se suceden uno a otro lo hacen cerca y lo hacen lejos   Es así como funciona caminar y es así como se cruza la distancia   Cuando el día por la noche no hace nada aun el vaho en los cristales trae recuerdos La luz en los comercios ya cerrados   me devuelve cara a cara con el chico de aquel año en el que fui junto a mi sombra a lo más hondo del amor A

Declaración patrimonial.

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  […] los días y las noches inciertas y la obligación de soportar impotente el deterioro físico y la tristeza terminal y la espera, la interminable espera de nada. Así son las cosas, se decía, esto es lo que no podía saber. Elegía. Philip Roth. Veamos Tengo   El cielo de las nubes como un mal sintonizar lo que no me corresponde   Un gato muerto   Un perro ido y esta ausencia de ausentarme de la mente colmena   Ya dos dosis de vacunas   Una cama bajo el techo sonámbulo e inhóspito en un dormir profundo terminado en los penúltimos saqueos     El jardín de los senderos que se bifurcan porque me destinan en las manos Las flores del mal   Al viento en testimonio del Canto del camino abierto de Walt Whitman   Mi porno combustión por esos vagos estudiantes de simetría sexual en la penumbra que no son dos sino cada uno por su lado pero en suma     Dios y su extraño sentido de la trama   La objetiva aparición de la desorienta

El cartógrafo aquel.

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 No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena. Las palmeras salvajes. William Faulkner.  Detrás de la risa en la que se contienen tormentas de llanto lloradas en tardes sin lluvia se esconde otra risa para hacer del agua de las goteras un lago Podrías ver nadar junto a ti a la flota de velas que antes quemó a Juana de Arco     No siempre los días son días de poder sentir las canciones o mirar en dibujos los colores en ti   No es raro cruzarlas las horas igual como se cruza en un túnel esperando que lleven a otro principio al que le falta el camino después   Qué humano es herir a la tela que cubre la cama guardarse en ella las