El cartógrafo aquel.
No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena.
Las palmeras salvajes.
William Faulkner.
Detrás de la
risa
en la que
se contienen tormentas de llanto
lloradas en
tardes sin lluvia
se esconde
otra risa
para hacer
del agua de las goteras
un lago
Podrías ver
nadar junto a ti a la flota de velas
que antes quemó
a Juana de Arco
No siempre
los días son días
de poder
sentir las canciones
o mirar en dibujos
los colores en ti
No es raro
cruzarlas
las horas
igual
como se
cruza en un túnel
esperando que
lleven a otro principio
al que le
falta el camino
después
Qué humano
es herir a la tela que cubre la cama
guardarse en
ella las caras
de una sola
moneda
vibrar en sus
pliegues susurros tan graves
A punto se forma
un silencio
sobre el
estallido del recuerdo
de una
cuerpo tirado en la playa
bañado de
luna con bruma
Porque es
soledad lo que espera
si encuentras
la boca que dice
que quiere
enseñarte a
besar
Y entonces
andar por las vías
y no
comprender
de qué tiempo
perdido
uno debe
volver para hacer otro truco
ya sucio
que aparte
de tuyo nada tiene que ver
con lo que
dijiste que harías
alguna vez
Quien se
atreve a decir
si es feliz
o infeliz
que perdió
la ilusión por saber
¿ El camino
era él en la huida
o la senda
fue aquel
al que no
regresó porque se conocían ?
Ahora evita
el contagio de lo que lo sana
cuando enferma
de pena
Así llegan aquí
las noticias
de oriente
Yo podría decir
que no
saben de mí
pero saben
de ellas
y no es muy
diferente
solo queda
seguir
sin saber
lo que sigue
Omar Alej
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