Gigantes solos.

 […] sobre la cara gris, sobre el camisón de cuello alto que también parecía gris, como si cada una de sus ropas participara de ese horrendo color fierro de su implacable e invencible moralidad que, según el doctor lo comprobaría más adelante, era casi omnisciente.

Las palmeras salvajes. William Faulkner


El invierno me ha hecho entender

que la guerra inició dentro de uno

y después me quedé

sin poder resolver que el temor

es de todos un acto

para devorarnos

de acuerdo a la ley de agujeros negros

y de ferias de pueblo   

 

Así

lo supe al cruzar por la calle

sobre la que abundan

el ruido y el gas

de este mañana explotando

 

Gigantes solos  

gatos escaldados

perros abandonados

ríos hartos de sed bajo el sol  

viejas postales en el exilio

comercios después del saqueo

en fin

simbolos de miserias  

en manos de un miserable

No más

 

Beautiful losers

Los que demandan la herencia

de lo que deja el engaño

del enramado sobre el muro

Qué evidente es gritar

que si en algo es grandioso

sentir es mentira  

y qué falso es pensar

que si ha sido ficción  

habrá algo de incierto en sufrir   

 

Nuestras cartas urgen a herir por haber sido heridos

Yo busco al desdén que la suerte me hizo

Si aposté por el bosque

llegan a Yermo 21 las cartas de la primavera

Hay quien busca los labios que se entreabrieran

para que la luna no fuera escribir con la luz

una despedida

y pide poder devolver la distancia 

 

Unidos en pena y hastío  

Ayer nos desune 

Atravesados por flechas de tiempos de cine

y la sensación de tener algo que no es tuyo

Incendios que avanzan hacia la tundra

la flama encendida por la sospecha

 

El altar aguarda   

la trituración de nuestra imagen

y reconstruir en el espejo roto

de aquellos impulsos

sentencias 

Encadenados al deseo de escapar

 

Alguna vez volamos bajo tierra

pudimos ver las raíces crecer

y creer en los juegos que jugábamos juntos

cuando fuimos amor

y del amor instrumento

 

Ha sido después el destino el que quiso

mostrarnos la forma en la que nada merece

ningún acto de fe

bajo ninguna esperanza

 

Seguir llega al borde

donde todo es abismo

El rictus amargo corona en los rostros  

el naufragio interior 

Duele mucho más el dolor si uno ha sido feliz

y no tiene sentido

 

Omar Alej. 



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