Del cielo.
Disparé una flecha al aire,
cayó a tierra, no supe dónde;
pues, tan veloz voló, que la vista
no pudo seguirla en su vuelo.
La flecha y la
canción. Henry
Wadsworth.
El cielo
hoy en la radio
temprano :
Dejarán
de venderse
estatuas
cubistas en huecos
entre nubes
a partir
de las cinco
El oficio
de santo
y el
trabajo de ángel
me ponen
nervioso
Creo que mi
cuerpo es helio
y mi
voluntad es un globo
A todo le
cabe una oferta
letreros que
ponen
a dos por
uno la trascendencia
Hasta donde
seguirá subiendo
la concentración
de deudas
los días
del dinero que falta
acaso nunca
se van
Escribir no
es producto del ocio
es el ojo
en descanso
de una nada
conspicua
Intentar la
poesía
y no
conseguirla
es la
poesía
en ciertos
miserables
como yo
La
gracia en el andar del mendigo
a
través del blanco y el negro
Lo voy
murmurando
de cara a
la mirada
de una
ciudad desesperada
por comparecer
ante el final del tiempo
Yo ya no
tengo nada que vomitar
empecé a
creer que sufrir era un arte
demasiado temprano
Precoz y
vencido
desposeído
pero no me
fio
Me mantengo
en la incertidumbre
de los
peces de colores
en el mundo
abisal
De un
momento a otro
el voltaje
sería
que hace ya
cuarenta y tres años
que vivo
con el único propósito
de dejar de
ser tan propenso
a echarlo todo
a perder
y decir que
es mi estilo
de flecha
en el aire
Y aclaro
que no he llegado al desengaño
por medio
de ningún momento de inspiración
Omar Alej.

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