Bien venido.

[…] sólo una palabra repetida a lo largo y ancho de la página, la misma palabra siempre: palmera, palmera, palmera, una guerra a muerte entre la palmera y yo, y ganó la palmera. Pregúntale al polvo. John Fante. No te voy a adular aquí nadie es bien venido solamente espaldas rotas rodillas ya en cojera retinas amarillas voces de trituradora Hijos de mariachis angelinos que empeñaron las trompetas y jazzistas que venden pequeños diablos de barro en los que salpican almas por las que no obtuvieron nada Ahora hueles el sudor lleno de aguarrás de las fábricas maquiladoras en la periferia donde nadie debe verlas porque engrapan pantalones de reclusos Y te muerden las ratillas las bastillas de tus golpes sin efecto Si la nomina si la renta si la gasolina será suficiente (Para hacer volar el coche contigo dentro) si el amor vaga más que el miedo al amor y pensaras que ya casi son las seis pero pasan de las doce Tú rostro me recuerda...