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Mostrando las entradas de diciembre, 2021

Bildungsroman.

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  Decía Epícteto que quien empieza a instruirse deja de culpar a los demás para culparse a sí mismo, mientras que el ya instruido no culpa a nadie, ni a los otros ni a él. Conviene aceptar que no todo depende de uno y que ni siquiera los aciertos garantizan nada, son millones las variables que bailan frente a los propios actos, que a veces son un guijarro que cae en mitad del río para dibujar algunos círculos sin alterar el curso de la corriente verdadera. El fracaso del fracaso. Rodrigo Cortes. Mi nombre es Ultra y ya lo sé. No parece un nombre y cuando por fin parece un nombre no parece el nombre de un personaje ordinario como yo. Eso es lo que más odio de los nombres, anuncian la manera en la que serán vistas las personas y se habla muy poco de eso. Quizá los ingenuos hayan sido mis padres. Quizá tuvieran un rasgo extravagante que los hacía sentir capaces de engendrar un hijo desacomplejado. Evidentemente sobrestimaron su calidad humana. A ellos les debo el nombre y también a ello

Crudo.

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  Dejé mi hábito colgado en una percha en la vieja cabaña donde me senté tanto tiempo y dormí tan poco Al final comprendí que no tenía ningún don para los Asuntos Espirituales Dejando Mount Baldy. Leonard Cohen.  Voy camino hacia Cholula para que mis entrañas industriales no me maten con sus llamas Poderosas californias en mí vientre que no imprime El país ni reporta CNN   Espero que esté abierto con el güero el de los ojos achinados y me ponga un consomé bien calentito con la carne de toro todavía un poco roja ¡ Como hierve ! ¡ Le hago foto !   Y es que el bajón de la mandanga es una cosa que te cuentan pero pasa de verdad y ya no tienes referencias   Es la vida que se escapa y solo vuelve con cerveza y unos tacos ¡ Bien dorados por afuera y bien jugosos por adentro ¡   Pocas cosas son bonitas en la vida y cuando vuelves de la casa de una chica que no sabes por qué dijo que su nombre era Silvestre lo que q

Madre horizonte y Madre galeras.

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 Adiós. Estoy extenuado. Entrando en detalles de salud, no he dormido ni comido desde hace casi tres días; tengo un nudo en la garganta, —y hay que trabajar. No, no te diré adiós, pues espero verte. Por lo que más quieras léeme con mucha atención y trata de comprender. Sé que esta carta te afectará dolorosamente, pero en ella hallarás a buen seguro un tono de dulzura, de ternura e incluso de esperanza que muy rara vez has oído. Y te quiero. Cartas a la madre. Charles Baudelaire.  Aquí en Sonora en la Isla Huivulai hay quien habla con el dios de los cristianos   desde el costado equivocado de la costa Le dirijo una mirada por grabarme en la memoria esa postal y me devuelve el ida y muerte de las olas en la playa casi roja del recuerdo   Sé de la tierra que también da terremoto y río de lava Sé del mar que guarda al fondo de su azul más cristalino pescas perdidas y maderas que algún día fueron barcos y leyendas que contábamos perdiend