Como México no hay dos.
Las mujeres, de rosa,
los hombres, de azul cielo,
desfilan los mexicanos en la unidad gloriosa
que constituye la patria de nuestros sueños.
Tlatelolco 68. Jaime Sabines.
Como tenis
en cables
iniciamos colgados
de las vías
del tren
En un vagón
abandonado
tomando a
tragos
compartidos
de una pacifico
en caguama
y un churrito
de maría
de Michoacán
con pelusita
de borrego
entre roja
y moradita
regañona
A tose y
tose
ya más
tarde
y ya más
puestos
que unas
botas de norteño
agarramos pa
allá abajo
hasta el cantón
de los Moreno
Donde el
Kiko y su carnala
se rifaron
con tamales
de quesito y salsa verde
Y ahí sentados
en su patio
escuchamos Juan
Gabriel
y leímos a
Sabines
que decía
que el amoroso
es
insaciable
Con los
ojos aguaditos
por el humo
del cigarro delicado
y el efecto
del toloache
pues nos
dieron puñaladas
por la
espalda
y nos dejaron
por ser pobres
mexicanos y
cabrones
nos miramos
de regreso
de uno al
otro
y nos
sentimos como hermanos
Se nubló
y ahí supimos
que la lluvia
cuando llueve
tan encima
y tan de
cerca de la tierra
es mejor
con un tequila
y un mezcal
para espantar
la nube negra
Cuando entramos
al tugurio
tropezamos con
las sillas
y las mesas
de corona
Mi playera
de los pumas
ya apestaba
como a chivo
correteado
por los
perros de la calle
y hacían ya
cuarenta grados
Un infierno
como este
es más
caliente
con pozole
de cabeza
de marrano
y tostadas de
cueritos
y de sesos
unos tacos
bien dorados
y bañados
en la salsa más picante
en todo el
barrio
Un mariachi
llegó al borde del delirium
y cantaba
como a gritos
por la pena
que Ella
quiso quedarse
cuando vio
su tristeza
Yo me acodo
en la madera
de la barra
cuando vi
que venía armado
hasta el
niño que vendía la lotería
No sabía
que aquel día
solamente
era uno más
bailando banda
en la locura
la alegría
y la derrota
de millones
de nosotros
Barbacoa al
otro día
michelada un suspiro
y pa lante
Como México
no hay dos.
Omar Alej.
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