Pirómana Rebelada.
Te pido la felicidad
tuya y te pido la mía, mientras todavía seamos capaces de conocerla.
Cartas a la Madre. Charles Baudelaire.
Quemó las
cortinas
que le impedían
dibujarse en
el entrevés
de la
ventana
en los pájaros
cantores
de plumas
impermeables
en las hiedras
sobre las bardas
de ladrillos
exaltados
¡ Como era
viento !
con los
gatos de la noche
levitando a
las preguntas
con maullidos
del desierto
en su código
genético
Y sin más
fuerza
que las fuerzas
de la tierra
quemó cuestiones
que ni ángeles
ni diablos
se podían
cuestionar
porque no
sangran
Y quemó más
Había un
hilo conductor
entre ella
y los
apellidos
Entre ella
y los soles
en las pieles
de esas
gentes
Pero su
propia piel
queriendo sombra
y humedad
de las
brisas matutinas en los bosques
se contó de
las historias de caminos
Entonces quemó
su cuota de
pan
su dosis de
olvido
su registro
de nacimiento
y su
historia
no sería
con ceniza
de los
restos del incendio
Lo que
sigue de quemarse
en soledad
es un
latido en contradicción
a la vista
de todos
los que ya
miraban con sospecha
sus manos
con un cigarrillo
y un
mechero
Si no
hubiera sido
por su
rebeldía
y su
descoque
yo no
estaría aquí
Se quemó
y yo guardián
de un fuego
que a veces
siento perdido
Ya lo
suficientemente cierto
para saber
y aceptar
que el tamaño de mis duelos con
ella
son proporcionales
a mi respeto
y admiración
y amor
Omar Alej.

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