[…] pues el tipo soy yo mismo.

 

[…] y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.

Contra Jaime Gil de Biedma. Jaime Gil de Biedma.


Tú me pides que él no siga

entre nosotros

y evidencie de sus trampas

la raíz de una ventana

que anteayer envenenó con sus mentiras

sus miserias y sus vicios

 

Le reprochas sus excesos

el total de su egoísmo

compartido como un truco crediticio

y sus formas de mandar todo a la mierda

cuando pides por volver

y devolver lo que encontraste

en la jornada de diez horas cada día

 

Y quisieras

Que supiera sostenerte

con bondad de ligereza

en nubes altas

pero infieres el cinismo

en sus impulsos

al decir que mejor libre

que contigo  

 

Cuando al sol lo llama fuego

que violenta los sentidos   

y a la luz la llama a ver como ilumina

la ausencia de sentido

en cada día que un día fue

y que ahora inicia

Lo quieres fuera

del tablero de control de tus recuerdos

 

Y sin él

Que la autoestima

no se sienta

por descarte

la postura miserable

de uno o dos o tres idiotas

que confunden con mensajes  

sus precarias delincuencias

 

Que no te quiere me dices

Que no hace más que estrellarte

contra todo lo que piensas

que podrías resolver alguna vez

entre los dos

 

No quiere nada más que beber

comer follar y jugar al minuto

que te jura que él fue

primero

Saturno devorando a sus hijos

 

Mientras

Tú pagas todo

ni siquiera se estira

cuando el camarero

trae tu cuenta y la suya

Sabe que tiendes

a hacer vida

con cualquiera que se cobre  

lo que sientes

 

Intentaste

ya hace un lustro

educarle con el cine de Chaplin

las canciones de Bowie

o los cuentos de Cheever

 

Te esmeraste en crecer

y dejaste de lado los odios

a los que te adentró

cuando lo lastimaron

pero ahora es contigo

con quien quiere revancha

Y es de ti de quien sabe

cuanto tardas en volver

para pedirle ayuda

pues el tipo soy yo mismo.

 

Omar Alej. 



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