La vida propia.

 «Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso».

Prólogo de "Los conjurados". Jorge Luis Borges. 



Lo sé Chico

la gente que escribió nuestro adagio

es la misma gente que insiste

en las cosas que lo alejan

 

No es difícil

presentirnos  

en el bando perdedor

e iniciado en maldecir

para dejar

rastros de rencor por los demás

que ya no fueron ni seremos

 

Me has preguntado

donde termina el dolor

Lo hiciste

mientras buscabas en el cielo

una estrella

que tu abuela te contó

que sería tuya

si salías a comprarle una empanada

con relleno de frambuesa

 

Y hasta ahí llegó el dolor

 

Con el aire en la cara

con el brillo en la voz

al mencionar los nombres

de los amigos

que nos esculpieron

con sus lágrimas y risas

de verdad y de mentira

 

Con la pausa

por las aves del destino

Saboreando en la memoria

la crema de frijol  

recalentándose en la estufa

para esperar a la familia  

 

Con la luz del sol

en un día nublado

Con la lluvia cayendo

en un día soleado

Con la frase de un hombre combativo

Con la fuerza de los combates

que convirtieron a un hombre

en poeta

 

Con el sexo recién probado

de una pasajera

en el mismo camino secundario

Con la libertad

del amor libre

 

Es con las cosas que nos gustan

con eso el dolor termina

por una brevedad

que no es para siempre

Porque el dolor vuelve

pero en esos momentos

qué incierto es el sentido

y qué absoluta la vida propia

Omar Alej. 



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