Presagio.

 

Viajé en el tiempo, es cierto, pero no de este lado del tiempo, donde contamos por horas y días y meses; fue del otro lado del tiempo por donde viajé, allí donde el tiempo no se cuenta con medida.

El libro del desasosiego. Fernando Pessoa.

Pic.By. Sapkin.


Encontré una palabra roja

que parecía desprenderse

con maneras del vapor

desde cada cosa que hubiese sido soñada

Al mismo tiempo se fundía en los movimientos  

que nos provocaba leerla

con más presentimiento que consciencia

Estaba escrita sobre un alto muro verde

en el que sobresalía

un bordado parecido a una enredadera metálica

pero yo qué sé de no haber nacido todavía    

 

Seguí mi camino

pendiente – como mucho,

de una pastelería a punto de cerrar

porque fallaba el sistema de refrigeración

Pasos después de aquella esquina

esa misma palabra

se reproducía a través del sonido

en el radio transistor de un vendedor de revistas

y también en las portadas

la palabra estaba roja  

 

Por si misma era un truco

un acto de escapismo

una superstición y una encarnizada

ausencia de sentido

Vida decía

y vida brotaba desde ella hasta ahora

pactada antes y después de hoy

 

Se me subieron las hormigas

y me mordieron entre los dedos de las manos

Siguieron hasta mis huesos

y ahí descansaron

pues habrían construido

toda una colonia

en víspera del próximo invierno

 

Ese ordinario suceso

me lo avisó la palabra

También cuando perdí en mi duelo a mordidas

con el brutal burro castaño

preferido de Doña Dolores

me lo avisó la vida

Si entonces lo supe

no logro recordarlo  

Yo qué sé de tener millones de años de vida

 

En caso de ser necesario

El presagio del destino de cualquiera  

siempre es el mismo  

y uno se lo come con patatas

 

Omar Alej 



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