Todo este camino.
Me disponía a abrirla, cuando un suspiro del capitán Nemo me clavó al suelo. Comprendí que iba a levantarse, e incluso lo entreví al filtrarse hasta el salón la luz de la biblioteca. Vino hacia mí, los brazos cruzados, silencioso, deslizándose más que andando, como un espectro. Su pecho oprimido se hinchaba de sollozos. Y lo oí murmurar estas palabras, las últimas que guardo de él: -¡Dios Todopoderoso! ¡Basta! ¡Basta! ¿Era la confesión del remordimiento lo que escapaba de la conciencia de ese hombre?
20 mil leguas del viaje submarino. Julio Verne.
Qué días de
dicha
de otoño
de bosques y
estrellas y huellas
días como
teclas
sacándole notas
a mis voluntades
Días de
saludos
en el boca
en boca
Mensajes de
fuentes
en el vaho de los cristales
y animales
y silencios
y aromas
y coloridos
disfraces
Qué días de
felices mujeres
y felices
hombres
y sencillos
con el
corazón en la mano abierto
y en torno
al río
Simplemente
al río
sobre las vías
de los trenes
Días con
instantes
de pararse
a mirar
donde se
inicia la historia
y así
detener el final
para
siempre
Aquellos días
fieros
y descubriendo
que todavía
en alguna parte
nuestra canción
resiste sonando
y el mal
tiempo amaina
para dejarse
del fresco azul
en la
mirada de quien recién se despierta
de un duelo
Días
como ningún
otro día
¡ Qué días !
Porque todo
imposible
se abrió y
fue tocado
con manos libres
y sucias
en el carbón
del fuego
de compartir
y brindarse
con la
memoria perdida
Eso tengo
en la vista
y por eso
me lloran
de noche
las ventanas
y detrás las
avenidas
y detrás los
monumentos
y detrás las
redes de pescar
Días de
dicha
Despertar y
quererme
No tener
este miedo
y no sentir
esta sombra
que sin
saber qué me asusta
me asusta
Días que un
día serán
y no me
llevara la pena
y no me
quebraran mis años
y no me querré
siendo otro
Otros
Nadie
Días que un
día
como el
regalo del sol
me despertaran
siendo
más que el vacío
más que la culpa
y más que
hoy
Esos otros
días
quizá
Tiempo de
tiempos
para después
de haberme
olvidado
Omar Alej.
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