Después de una canción de Natalia Lafourcade

 

“Volemos en alas de la imaginación, porque acá otra cosa no se puede […]

¿No te parece maravilloso? Tú y Yo aquí. Escuchando María Callas y bebiendo té de la India en tazas de porcelana francesa”.

Dice Diego a David en Fresa y Chocolate (1993).


Te esperaré en la muerte

suave y Tú

 

Puede que no haya luz de sol

ni aguas frescas de limón

ni esos locos que te venden palabritas

contra el frío

Restos de ninguna vida

pasada o futura

nada solamente

ni ese viento que se anima en la tristeza

 

Fue en la vida

que reñimos y lloramos

y tocaste mi entrepierna

y comí de entre tus muslos

y sufrimos y cantamos

entre tragos de tequilas y canciones

de pasiones que abrían paso

pa que pase en seda blanca

aquella luna

 

Sin morirnos todavía

vimos plata en anaqueles

de pequeñas joyerías en el centro

el anillo de un planeta

Qué belleza aquella joven

de ojos grandes labios gruesos

y las manos

más poblanas que la propia talavera

 

Me quemé

pues aún podía respirar

del cielo azul sobre nosotros  

y de las aves en el zócalo

repleto de turistas

 

Estar vivos nos dio aquellos empujones

como si fuera un llamado

de las llamas

y las flores amarillas

que responden con sus caras

al brillar de las estrellas

que revelan días de fiesta

en la Izta y en el Popo

 

Es por eso que en la muerte

ahí te espero

Cada día que viví me amenazó

y me cobijó según el pacto  

Porque lo inmenso era aquello

la rutina extraordinaria

lo extraordinario hecho rutina

 

Bien bien muertos

estaremos algún día

porque vivos ya estuvimos

y es lo justo

Omar Alej. 



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