No tengo afición a contar mis sueños.

 

¡Pertenezco a la tierra!. Digo esto con la cabeza reclinada en la almohada y siento los cuernos que me brotan en las sienes.

Trópico de cáncer. Henry Miller.


Pudo haber sido cualquiera

No todas las personas

con las que he visto la luna

o bailado al sol

con los brazos fingiendo figuras

me recuerdan todavía

 

Entonces y sin acritud

no recuerdo a todos

los que me han contado sus sueños

Además no tengo afición

 

Contar qué soñamos

es una tendencia al olvido

y es una futura derrota

por la que no somos

objetos del deseo

para ningún dios

 

Pero es imposible

pensar lo que pienso desde antes

Cuando lo más libre que había

era una avenida

con un callejón en cubierto

donde ir a ocultarme con Laura

La chica del amor con los pies en la tierra

 

Fue ella quien me dijo

que mi aspiración

no era mi sueño

Si dije que soñaba

con poseer la belleza de ella

cuando tuviera treinta años

Me advirtió que un sueño

es algo improbable

 

A partir de ahí

de aquella mirada

que me vio las grietas

los mocos los pelos duros

y las intenciones más torpes

para un inadaptado

a las circunstancias

de su nombre y apellido

empecé a soñar muy distinto :

 

Ya no con llevarla conmigo

a cenar en un bote

sobre el rio Támesis

 

Hoy sueño

que me falta el aire

y algo así como que mi cuerpo es un globo

que intenta reponerse a un pinchazo

 

Lo que anhelo ya no es más un sueño

Lo que anhelo es posible

con un par de ajustes

en mi comportamiento

y la ayuda de algunos

quizá mis amigos

 

Pero eso sí lo cuento

lo que sueño No

No tengo afición a contar mis sueños

aunque a veces lo haga

porque me olvide de ese mínimo gesto

de buena memoria

que me mostró Laura para rechazarme

y yo viviera eternamente agradecido

Omar Alej. 



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