Hace tristeza.
Nunca se ha ido de mí. La he ahuyentado con
fragancias, con homenajes, con ofensas, con orgullo y con la violencia vergonzosa
del orgullo; pero es una de esas cosas que una termina por aprender que es algo
más grande que la vida. A veces ni la noto y es como si se espaciara de mí. No dudaría
si alguien me dijera que yo soy la lapa en ella, la sanguijuela, el parasito. Si
alguien me dice que soy la tristeza de mi tristeza, me sorprendería; pero fingiría
no estarlo.
Reflexiones. Lourdes
Lulúk.
Cuando ese
susto
no es más
un presentimiento
sino un
arco de miedo
que atraviesa
desde el primer día
la historia
de mi red de venas
a través de
las selvas de sangre
La tristeza
doblega el cinturón de contención
que le he confeccionado
con leves distorsiones
al viento y
al agua y a la tierra y al fuego
Esa rima
que no
arranca ni a llorar
ni a entusiasmarse
me silencia
y es el clima
Hace tristeza
Es lo que sé
que espera ahí
Siendo dura
es lo más suave
y me pauso
a no luchar
ni
abandonarle
La que
repta en el subsuelo
de mi idea
de azul cielo
con telares
a colores de la lumbre
reflejándose
en los barcos
Me conoce
y me
demanda los ventrílocuos sentidos
que el
deseo le adjudica
para su uso
de escaleras
en descenso
Hasta el
fondo de los pozos
de la
angustia
Mi tristeza
abre el
cofre y soberana
congestiona
mis pulmones
con la
noche
Y estoy
triste
por mis
hijos
que me
esperan en la nada
con los
ojos sin abrir
Y con los
brazos y las piernas
aun en formación
de pececillos fantasmas
Aquí ahonda
mi tristeza
en sus quehaceres
como arenas
movedizas
La promesa
que figura
una pendiente
y una fila
de personas
que la
cruzan para irse
Estar triste
es poder ver qué no tendrás
¿ Cómo voy
a consolarme
del
recuerdo de una dicha
que jamás
he disfrutado ?
Remontando sus
laderas
con la música
del vino entre los labios
Yo iba a
ser el del amor como testigo
No será lo
nuestro el reino
con las
fuentes de palabras
y casonas
con las puertas
a la voz de
las estrellas
Nos decimos
hasta luego
sin la charla
con motivo
de un planeta de visita
hasta la
orilla
de nuestro próximo
poema
Y estoy
triste por saber lo perdido
Omar Alej.
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