De México sé palabras y sé bailes sin moverme de lugar.
Un millón de gracias, señora. Todo estuvo
muy rico. Voy a decirle a mi mamá que compre el asador y me haga platos
voladores. No hay en México, intervino por primera vez Jim Si quieres te lo
traigo ahora que vaya a los Estados Unidos.
Las batallas en el desierto. José Emilio Pacheco.
Una ballena
gris devorada por un lobo gris mexicano
que hace
siesta cielo adentro
Una nube
que devora con relámpagos y hielo
los cardúmenes
de flores en el mar de concreto
Siqueiros y
el muro
Vale un zócalo
el valor de los valientes
Las penumbras
almorzando concha y nata
en la cima
de una abeja
revoloteando
a las espinas
Como madres
que reciben a sus hijos
en la
puerta de la escuela
Los contornos
del polen merodeando en una esquina
que señala Tres
bares abiertos
a las seis
de la mañana
allá en León
Guanajuato
donde la
vida no vale nada
Qué desdicha
no vivir en la canción de José Alfredo
Qué importante
es no olvidar los mundos raros
de serpientes
que envenenan a juguetes de madera
y de un águila
en el centro de las fuerzas de la sangre
de
septiembre
Ves huipiles
que alborotan las miradas
y si miras
sin perder de vista el sol
ya verás cómo
camina un alebrije
Sentirás como
se ensancha la frontera
con el agua
que se riega
en las
espaldas del mojado
Lo que sube
es lo que sigue a toda prisa
madrugadas y
mareas
de Cancún
hasta Ensenada
por
difuntos que regresan de velar
lo que
rezamos
Lo hizo
suyo a Luis Buñuel
en el dolor
con el color
del perro aullando
a la luna de Tamayo
En los
arboles sus ramas te presentan a sus hojas
y no son sino leyendas :
El llano en llamas
Las batallas
en el desierto
y El laberinto
de la soledad
Decir México
te ofusca en la garganta
pues activa
bajo el hueso
lo que
sueñan los jaguares
que son
sueños del sabor del guajolote
apresado en
nixtamal y chocolate
No es un
sitio para amar
si no
quieres conocer el sufrimiento
Omar Alej.
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