El blues de Ella.

 

“Sólo puedo recordar el modo como usaba su pañuelo, el doblado meticuloso para tener su nariz libre de mocos, sus estrepitosos estornudos y el placer que le causaban. Agudos y metálicos, verdaderamente instrumentales, un chasquido ladeado de la cabeza huesuda, luego una mirada de sorpresa, como si acabara de recibir un obsequio inesperado, y las cejas levantadas que decían: Figúrate.”

Los hermosos vencidos. Leonard Cohen.


Me imagino que ahora anda por ahí

buscando muebles que arreglar

Puede ser que todavía

se entusiasme con la silla Marcel Breuer

en el lobby del hotel rumbo a San Pedro   

Quizá brava por el polvo en la repisa

de la estufa  

( una vez que ya ha hecho yoga

en la cornisa del balcón

de algún amigo en conexión con lo divino )

se desdiga de haber dicho

que me amaba

 

Siempre fue mejor que yo

con más brío más idea

más poesía

Lo sonoro y el silencio

que modelan en sus ojos

horizontes y cegueras

que en la noche muestran sangre

Más radiante más espejo

más consciencia más alud

más primavera

Un embrujo de pasiones adquiridas

a través de los dolores

que aunque duelen

no dejaron de inspirar  

ser seducida

 

Se soltaba con la calma

de un felino a contra luz

entre cortinas

y yo incierto

le he pedido que cambiara

que no fuera tan de Ella

tan de nadie

 

Yo no sé alegrarme como un niño

Ella se alegraba desde entonces

como una bola de fuego fresca

Yo no sé tirar todo el dinero

Ella se hizo de historiales crediticios en las tiendas de productos

con el caché de una graduada en la escuela de chicago   

y bailaba sobre el cadáver de las cosas que no tuvo

con un par de zapatillas Michael Jordan

 

Me atrapó que era de arena del desierto

y lo sabía

Como en un blues

que nunca canta de culpables

le cantaba a lo perdido

y se marchaba a otra estación

por su porción de vida en rama

 

Omar Alej. 



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