La gran charla.
Y la vi como quien ve sin creerla
en el desierto la sombra
de un agua,
la amé sin atreverme a creerlo.
La alucinación de una mano, o la esperanza póstuma y absurda en la
caridad de la noche.
Leopoldo María Panero.
Al mirarte
pensé
que apenas
llegar a casa de El Niño
le contaría
de ti :
Un verdadero romance Platón de tertulia
Quería
decir de tu espalda contra el azulejo
jabón de
olor coronado
en la
platea de tus tetas
una escena
imaginada en agua clara
El Niño es
listo y ya lo sabe
conmigo
valen más ciento volando
que pájaros
en mano
Habría sido
la gran charla
deslizar
una obsesión entre preguntas
cotidianas :
¿ Quien salía en la película La mosca ?
¿ Qué demonios hago ahora
siendo yo ?
Tiene el culo que podría convertir
a un cardenal en traficante del Titi emperador
Jamás lo advertirías
mi intención
era faltar a la verdad
y asegurarle
que yo a ti
te cautivaba
Tu saludo
aquella tarde y tus palabras
demostraban
que querías ir conmigo
a comprar
drogas a un exclusivo
barrio nuevo
en el norte de Cholula
Tu pasión con
mi lujuria
Imaginada
Tu alegría sobre
mí en aleluya
Imaginada
Tu melena haciendo
surcos al espejo
Imaginada
Tu destreza
en la bajeza de tu instinto
Imaginada
El color de
tu rubor al terminar
Imaginada
Memento mori
en tu pupila dilatada
Imaginada
Con el
verbo más prosaico contaría
que el amor
sin cabalgarnos
y mirar a
otros trenzarse de los pies
no me
interesa
Tú tendrías
novios dulces y morenos
y parlantes
en francés y en esperanto
como vicios
inherentes al querer
por la mañana
Yo ya era
el vil ex novio
de mis
novias
para ti un
artefacto
Qué ilusión
que yo tenía
de inventar
que tu sabor
era el
sabor incuestionable
de jalea de
planetas destruidos
por un dios
casi real
y fetichista
de las pecas
Pero al
cabo de las horas
nada dije
para El Niño
Nos tomamos
las cervezas
Escuchamos
sus canciones
Evitamos mis
poemas
Lo de
hablarle sobre ti como un apóstol
y fantasías
que provocas
fue una
idea proveniente del pasado :
Algún otro frenesí que sofocó por la costumbre
Omar Alej.
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