Hola numero cuarenta.

En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte.

Blancanieves se despide de los siete enanos. Leopoldo María Panero. 


Ya con treinta y diez

más que cuarenta

dicen que aparento

Que sigue conmigo aquello que di  

porque solo era viento

que persigue escondido

marinando en picantes

la memoria del cuerpo

 

Ni el aquí ni el ahora

que encontré al naufragar

me sostiene promesas

que vinieron de paso

haciendo ser a mi arcada

 

Fue muy poca bandera

mi natural deserción

que aun sin derecho a la patria

por ser quien borró la frontera  

habría fundado un refugio

Migrantes que huían

porque había más de ellos   

de llevar el dolor como emblema

y así desprenderse del tufo a papel

sin arder

pactaron vino y canción

 

Cuatro veces diez

valiendo un cero a la izquierda    

Si puedo ser recuperado

amor pido por lo infame

que haya sido siendo yo

Paso de condena ha condenado

y condono a toda brisa

que se lleva a una pasión

en su verano   

 

Creo en dioses como en textos

que suscriben de piedras a nubes

la poesía de las vidas invisibles en fragancias  

Mezclado con todo

hasta hacer ramas de nada

Más que raíz

grano en el pico del ave

 

A mis multidiez  

mi vida en juegos

Ir perdiendo se hizo un ciclo

que termina en el empate

de asentir simas con piel

y con saliva y con sudor

Viendo a modo de elección

toda distancia

entre un milagro y otro día

acá en el mundo

 

Con franjas en rojo y en blanco  

después de todo el Atleti

es mi corazón en pedazos

Latiendo

por aquel gol encajado

en los minutos finales

de un misión suicida

por plantar Flores del mal

Donde Lisboa fuera invierno

y primavera

 

Contando hasta diez

mis treinta monedas

Creía en la tregua

ladrones y cristos

Cuando aprendí a sonreír

para retratos sin faz

nadie pintó lo titulares

de mi mente al abordaje de una nave

hecha con globos y espinas

 

Hay los que niegan tres veces

Igual si hago magia

es con la magia que nunca tengo  

Nuevo de nuevo como modas viejas

voy en baldosas yendo en picada  

Privan mi estilo del don de lluvias  

pero se olvidan  

A tantos años de luna y fuego  

con queso jamón y acidez y vagones de trenes

prefiero a House

y en libertad los latidos

 

Ya con treinta y diez

más que cuarenta

sé qué aparento

Empiezo a estar seco

sin que al río le robe

nada además de su fin en las olas    

Sigo sin mucho entusiasmo

las bicicletas que pasan 

mostrándome el culo

de un potencial punto y coma

 

Hasta ayer el ayer era el mapa

para buscar el dorado

pero el saber no es saber

del escorpión y la rana  

Ya no es el alma posible

para los sueños aguja

de la duermevela

Sin alma es el cinco

y el siete y el número doce

y una mal mano de cartas

tiradas en cuatro cuarenta

 

De las calles en las que crecí

el alma solo es alma

cuando nos falta una pieza

y yo veo imágenes de Nick Cave en los portones

Omar Alej. 



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