Guadalajara en los años noventa.
—No perderemos
realmente lo que sentimos, si lo tenemos claramente en el espíritu. Nunca has sentido
del todo la fusión, ¿verdad, Rick?
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Philip K. Dick.
Pero simplemente
aquel tiempo ya fue
Podíamos saltar
y gritar
nos queríamos
quemar en la épica punk
levantarnos
del suelo en una misma canción
y a la
soledad convertirla en ensueños
porque las
voces rotas
contaban la
historia de una escapatoria
frenada de
golpe
por la
realidad y el sargento de aduanas
No había paraderos
de los que
se encuentran contra la ceguera
que oscurece
el sol
pero entre
el asedio de los vigilantes
la ansiedad
y la pena
nos abrimos
camino y llegamos al mar
de los
restos de un concierto en El Roxy
Todos esos
veranos nos ajaron la piel
Como a
bultos de espuma
nos llevaban
en hombros
hasta la
madrugada
y bajamos
las calles
convertidos
en sombras
de galope
terrible
y buscábamos
más
Como en películas
mudas
el lenguaje
era imagen
y veíamos la
luna reflejada en cristales
de una dimensión
interior
Nos llamó
lo roído
aunque nos
marginaba
de aquel
club de rotarios
al que
fuimos a ver
Rebelión en
la granja
pero con
etiqueta
y detrás de
monóculos pardos
En los cuentos
de Fogwill
nos cubríamos
del golpe
de una ola
de gas inminente
se decía que
el final del futuro
era a
nuestro favor
y aún
seguimos pagando
por la inocencia
de un poster de Sid
se llamaban
los perros
que esperaban
afuera
de la tienda
de drogas
que tenía
Lucy en casa
En los años
noventa
a través de
los suelos
cubiertos
con restos
de suelas
de botas
se pactaba
el dolor
y seguías
con tus cosas
porque no
había refugio
porque
aquello era el mundo
Algo que sé
de vivir
es que no
existe el retorno
Viendo el
cielo pensé
que era muy
fácil sentirlo
y estremecerme
al oler el aviso
de la
siguiente tormenta
Pero simplemente
aquel tiempo ya fue
Omar Alej.
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