La fábula de Diente de león.

 

¿Por qué no iba a sentirme orgullosa de todas las veces que mis amores salieron mal? Sentirme orgullosa no es sentirme bien. No se trata de haber aprendido de mis errores tampoco. Creo que haber cometido el error de querer capturar lo momentáneo de mis historias de pasión, es también mi humilde aportación a la teoría más sólida de todas: El único sentido de mi vida es el placer de sentirme viva a veces. Aunque sé que podría haber más, lo desconozco.

Reflexiones. Lourdes Lulúk.


¿ Te tienes que ir ? le pregunté

y apenas inmóvil

Diente de león me respondió :

 

Todavía siendo un niño

ya las ninfas me miraban con deseo

Me buscaban las cosquillas

las estrellas impactadas

en los lagos que reflejan

horizontes a los ciegos  

Mesdemoiselles

me dejaban sus recados

que las busque aquí en la tierra

labio a labio con la vida

y sin perderme de la vista

de las musas del parnaso

que escribieron que yo fuera

el preferido de los vientos

y llevado entre sus brazos

a escuchar a la que vuela

Porque canta que me adora

con la sal de cada ola

que en el mar baila por mi

 

Sin salirme aún del colegio  

fui encantado

y gritaba celebrando

que mi padre no lo fuera  

un hombre más

como cualquiera

y mi madre verdadera

era Afrodita

mi mucama una princesa

Porque claro que sabía

que su cara inmaculada

era mi suerte  

la que el sol iluminaba

con los rasgos de la luz

de la mañana

Despertaba enamorado

pero arribada la tarde

buena Eva me brindaba una manzana

por mi amor que había quemado

y que ahora

calentaba en las pendientes

de una costa aún más lejana

 

Vi llorar a Magdalena

y a Nikita y a la Garbo

y a Antonieta por mis cartas

de distancia

Sé y lo siento

que fue cruento 

el desencuentro

Ya no pude continuar

con el jaleo de los cuerpos

en verano

Me escapé cuando dijeron  

que sus manos en mis manos

fundirían todo el oro

que tendríamos de esclavos

cada isla y cada año

de la historia universal

Al huir dejé una nota

perfumada con fragancias

que las hadas me habían dado

cuando al lado del camino

me pidieron que volviera

si algún día tenía frío

o agujeros que la noche  

dejaría en mis bolsillos

 

Si alguien siente que me jacto

que soy hiel

y que era azufre mi perfume

que no olvide qué tan alto

la he llevado a la Esperanza

En su adentro aún tiene risas

que le hice con las brisas

de un desierto huracanado

que entre gotas de gotera

improvisaba

Mira tú

con cuanto acierto

de un betún hice el sabor del horizonte 

en porciones para dos

que no se pueden congelar

Sigo siendo lo que quiere que yo sea

Dulcinea

pues no existe para mi ningún destino

al alimón

además de alma gemela

de la febril extravagancia  

en un diente de león

 

Omar Alej. 




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