1997.

 

Breavman se sentaba ante la vieja ventana y veía a los muchachos mayores que iban a recogerla en los coches de sus padres. Se maravillaba de haber besado alguna vez aquellos labios que ahora sostenían cigarrillos. Viéndola entrar en los grandes coches conducidos por hombres jóvenes con blancas bufandas, viéndola sentarse como una duquesa en su carroza, mientras ellos cerraban la portezuela, daban la vuelta por delante del coche y se acomodaban con aires importantes en el asiento del conductor, tenía que convencerse a sí mismo de que alguna vez había disfrutado aquella belleza y aquella gracia.
    Oye, se te olvidó en mi pulgar una de tus suaves fragancias.

El juego Favorito. Leonard Cohen.


Yo estaba solo y tumbado sobre una cama prestada

en un cuarto sin piso que daba a las sombras

dentro de una cueva empeñada en huir de la luz

 

No era el nene que fui

en los camiones mirando a través del cristal

de todos los tiempos posibles

 

Me había convertido en espía de otros

cualquiera que usara en mi vida

la puerta de entrar

y avisara

si el mundo lejano

versiones de orquestas de mil testimonios

me dejaba tranquilo

 

Entonces el humo

de un cigarrillo torcido entre libros de saldos

y discos compactos con canciones tristes  

llegaría a las galaxias

haciendo con Dios un amor de verano

Era como si el mensaje

siguiera siendo un misterio

y el parte de sucesos todavía por suceder   

 

Con mi culo sentado en el piso

y en mis oídos dejando que todo callara

con la misma intensidad de un animal mal herido

solo podía aspirar a quedarme dormido

planeando maneras

para hacer rendir mi tristeza 

 

Entonces

me había percatado

las casas soportan tan solo

un número limitado de latidos de angustia

Había cumplido mi sueño

de cumplir quince años en medio

de un día sin noticias del futuro

con la mitad de la cabeza frita

por el ruido del foco

putos techos bajos

 

Las chicas besaban a los chicos lindos

con la misma intención

con la que se pega una estampilla

Me había encontrado una postal de Malta

pero nadie quiso besarme a cambio de amor

Pisé mi pedazo de pastel contra el alcantarillado

las aguas subieron por primera vez

y no he vuelto a sentir tantas ganas de reír

como sé que me hubiera reído si estuviera loco

Mierda de entonces


La etapa roja del cielo

compartía coartada 

en las opiniones de las prostitutas  

con las críticas a la versión extraterrestre

de un bulevar en un barrio obrero

A falta de una madre o un padre

me entretenía con aquellos debates   

sin más mal que el bien que no había 

Me iban mejor que creer que seguía creyendo

en las mismas cosas que nunca supe explicar


¿ Por qué no me había destruido la humillación ?

¿ Cuando adquirí el pellejo que podía sentir 

el destino de todas las cosas ?

 

Que todo se acaba es una de esas lecciones

que uno siente crecer

la permanencia se angosta

y hasta los vicios se vician

 

Entonces

Todo estaba siendo derrumbado nuevamente

Mi tiempo siendo aquel adolescente sin costados

se agotó

Me enfrentaba al final de la partida

Me di cuenta al advertir

que me ocultaba en la memoria  

y lo que andaba no era antes ni después

mala radio y nada más  

 

No escribí lo que decían que era cierto

escribí lo que temí que me servía de consuelo

una tabla de medir la realidad  

Mucho peor hubiera sido

sin saber que yo no valgo para más 

Entonces Gracias 

Omar Alej. 



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