El Ingeniero.
La verdad es que nunca entendí
lo que decía
pero de vez en cuando
me veo
ladrando con el perro
o doblándome con los
arco iris
o ayudando
de otras pequeñas
maneras.
Roshi. Leonard Cohen.
Hace cinco
años, para mi cumpleaños tuve que aprender a matar la muerte de Cohen. Aquel día
era un seis; pero El Ingeniero ha querido tener su propio especial en noviembre
y se ha ido el siete. Se va siendo padre, hijo, hermano y esposo. Disfrutaba los
últimos años viajando, emprendiendo negocios y tomando café. Solíamos hablar
cada tanto, me llamaba y yo no atendía. Después le devolvía la llamada y entre
hablar de los días, que eran como rocas que la vida lanzaba, para hacernos
mover, quedaba pendiente compartir un tequila. Lo conocí con doce años. La idea
de Él con mi madre me revolvía las entrañas y lo entendió como era, un malabar
imposible, para todas las partes e igual lo intentó. Cuando morí aquella vez,
cuando el accidente de mierda que puso patas arriba a cada defecto y virtud de
nosotros cuatro, fue quien avisó a La Doña que le tocaba ser fuerte, aun más. Se
sinceró conmigo después, cuando yo estaba enojado con la versión de los hechos
que me imponían a sufrir. Me compartió
dos secretos, uno aún lo uso al volver tarde a casa. Cuando me contaba de sus
días de chilango era como si supiera lo mucho que me gustaban los cuentos. Por lo
que sé de las cosas, no sé si ahora es tarde para quererlo. Compartíamos la
conciencia de que uno hace lo que cree que es lo mejor y lo mejor se equivoca. He
dicho que lo conocí cuando tenía doce años; pero no es del todo cierto. Tenía doce
años cuando lo vi la primera vez y pasamos algunos momentos durante los años
siguientes; pero lo conocí en Juliantla Guerrero. Aquel fue un viaje al que me
puedo aferrar cuando me olvido de ser generoso. Hasta el día de hoy me siento
parte de aquella cuadrilla, a la vez que protegido. Aquel nunca ha sido un
viaje cualquiera y aunque se terminó, lo que aprendí me lo quedo. Nadie diría que
era perfecto porque nadie es perfecto. Seguro habrá hecho como hacemos todos
los humanos, recargamos la culpa en los otros cuando es necesario. Además, ya
no me vale juzgar nada que haya pasado como algo personal. Me consiguió aquel
trabajo del que aún estoy orgulloso. Vivió con mi madre y sufrieron y también fueron
felices. A Marisol la cuidó y la apoyó, la llamó por su nombre (Narisol) y
estuvo ahí cuando Christian llegó. Fue con Pamela con quien se sentía relevante
y mejor y alguien bueno. Toca llorar sin vergüenza y sin sentir que no está
porque está. Hasta este punto llegamos reconocidos por Él a través de la ruta,
como algo más que un problema. Pido para que sepa soltarse de todos aquellos
que lo querrían mantener por aquí y que se sienta tranquilo. Hizo luz e hizo
sombra, como uno más de nosotros; pero no sienta que debe Ingeniero, ya está
todo pagado. No tengo dudas de que en este momento muchos más lo piensan con alegría
y con respeto, pasando por alto el miedo y siguiendo la pauta: Uno si es debe de
ser de los 'forinainers'.
Con amor y respeto y
gratitud.
Omar.
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