Entropía.

 Dentro de un instante, al fin de esa oración, en medio de la siguiente, o acaso un poco más adelante, hemos de saber algo que cambiará nuestros conceptos, como si descubriéramos que moviendo nuestros brazos de un modo simple, pero nunca ensayado, podemos volar.

La verdadera vida de Sebastian Knight. Vladimir Nabokob 


Si no supiera cuanto es y puede ser sí lloraría ¿Qué habría sido vida entonces? Te confunde Te invade Te enferma Te señala No está; pero aparece y te confina Te abarata Te engrandece Te solventa Te empolva Te pide que le pagues con todo aquello que tan solo puedes pretender que pasara pero no pasa y si pasa no eres tú el que acordó pagar con eso Te defrauda Te alienta Te rescata Te consuela Te humilla Te avergüenza Te siniestra Te blanquea Te limpia Te grita y te envuelve de un silencio cual si fuera un diente de león que en tu mano vuelve al vuelo Te anestesia con el viento que hace una nueva vela para un barco hundido con tu cortina Te recrea Te distrae Te dobla Te cambia Te gusta Te aprisiona Te aleja de los puntos en la tierra que la ley universal te dio en herencia Te exige Te obedece Te enfurece Te canta Te olvida Te hace un té con lo que brota de la rama hidratada en tu sudor Te falsifica Te somete Te adula Te aluniza Te entierra Te anochece Te inspira a continuar bregando en el entorno que se gira en infinitas posiciones Te recurre Te niega Te inventa Te defiende Te aniquila Te bautiza con la orfandad de la estrella Te ilumina Te oscurece Te planea porque eres tierra hundida valle en llamas Te replanta Te desraíza Te seca Te da miedo Te recibe Te conquista Te roza Te hiere Te sopla Te investiga a través de cada marca que no llevas y te graba en la memoria universal de aquellas paces las del río Te hace aquí Te hace ahora Te da olvido y tú te olvidas Te perdona Te pretende Te persigue Te arrincona Te entrampa Te desea Te violenta Te caza Te mastica y saborea porque sabe tu sabor a mandarina y a ciruela y a garbanzo y a tostada y a cordero Te recuerda Te descarna y después cubre con nieve a tus nervios Te da a usar una máscara veneciana con la faz de cualquier otro Te vislumbra cuando vienes Te adivina cuando vas Te maneja como al pomo de sus puertas Te habita y deshabita en tu mirada la que no es tu dirección Te descoloca Te revela Te rebela Te contrae Te sueña como a mirlo que no duerme Te despierta y pesadilla un calor frío endureciéndote los huesos porque puede Te sustrae Te regala Te besa Te ama Te cuida Te brinda Te atardece Te toca Te reduce Te hace ir Te hace venir Te aviva el alma porque deja que tú seas lo que deja lo que fue Te purifica Te enternece Te conmueve Te posee Te arroja Te condena a su intemperie como a quien ya su mañana no conoce Te da visos de un sentido que no tiene; pero logra a través de tu motivo una aleación Te calienta Te enfría Te Toma Te libera y va de nuevo Te escupe cual si fueras la bilis de los días sin dormir las mil dunas de humo del hartazgo que se afana en los exilios para escapar del mar Te desduda y le preguntas Te confunde Si no supiera cuanto es y puede ser sí lloraría ¿Qué habría sido vida entonces?

Omar Alej.  



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