El desintegrante.
Mi madre estaba acostada no muy lejos y la oí gritar: «¡No es mío!». Mi noble madre me gritaba al oído sola desde su lecho de sangre y agua. Oí cómo lo decía, y con un chillido de alegría le agradecí que dijera la verdad.
La historia hasta aquí. Leonard Cohen.
Me olvidé de seguir a las nubes.
Las nubes que
no son de nadie
se llevan
de viento
con las
melenas del valle
se enredan
de estepas
y llueven
Muchas
veces al mojarme
me lavan el
uniforme
del que
espera
La lluvia
no es algo de arriba
ni es algo
de abajo
es algo que
pasa
desintegrante.
Por hoy soy
uno de esos
Una vez no
lo fui
Duermo bajo
techo
apenas es
alto
si siento
alegría
lo llamo mi
casa;
pero me
refuta
y se alerta
Los muebles
caen en picada
los cuadros
se giran
un
horizonte visto de perfil
las ventanas
como un
tobogán
sin salida
Ya no es ni
siquiera
un lugar
cualquiera
La puerta
me espera en la puerta
para un
recordatorio
desintegrante.
Ni siquiera
peno
es verdad
lo he visto
en crías
a las que
esta mañana
ha dejado
sin madre
La pena
discurre
desinstala
mi ofrenda
busca otro
tema
raíces de
jóvenes alerces
fuera de la
tierra
o uvas
pasadas
el primer
día del mes
Yo ocupo el
quinto lugar
en una fila
que espera
por cobro
en una caja
registradora
desintegrante.
Creí que
era uno
y nada
Creí que
era el otro
y nada
Hablaba del
río
como no
hablar
de lo que
nada es
Entonces me
di a la tarea
de andar
y estrechar
la mano
Allá a
donde fuera
sería mi
lugar;
pero sigo
solo
El paso que
unía los caminos
mantiene su
rumbo
desintegrante.
En mis
bolsos llevo el cuero
del dolor
y girones
de mi piel
en soledad
No me uní
al circo
entonces
ni a la
marcha de tambores
Me inyecté
con gasolina
que no
sirve a los motores
fuel de
sobras de alimentos
que
propulsa
manos y
uñas
a cavar
Disentería
que me da
el color de piel
con el que
salgo
en la
portada de mi grupo
del que soy
desintegrante.
Omar Alej.
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