Estado soberano.
"No soy un cómico, nunca he contado un chiste... La promesa del comediante es que saldrá y te hará reír con él... Mi única promesa es que intentaré entretenerte lo mejor que pueda".
Andy
Kauffman.
Hace tiempo
me quisieron adiestrar.
Me quitaron
el jamón, la nicotina y el alcohol.
Juré que
nunca volvería hacer silencio
ante la
orden de ordenarme y estar quieto.
Ya jamás me
negaré lo que me pida la ventura
que se
enciende con partir al nuevo día
por impulso…
Responder a
todo,
a la carta
que hace años
me llegó
desde el confín de un corazón que se apagaba.
A los
cambios en la dirección del viento.
A la
reiteración de mi destino en monedas de juguete.
A las falsas
probabilidades de tormenta.
A los
falsos profetas
y al
mensaje en la botella, análogo.
Sé de los
hombres de pocas palabras
y a sus
decires respondo
de la misma
manera que respondo a todo,
intentado
una gracia,
resumiendo
una cuesta,
malabareando
olvido y memoria
a la par de
frutas y fauna y mentiras,
para no
hacer de lo hecho ni una marca ni un grito.
Responderé
al milímetro
a cada
céntima parte de cuanta duda se posa en las ramas
de un jardín
a media hora de distancia.
Así me lo
dije al volver de un costado delgado
en una
mujer invisible.
Habiendo
perdido a mi dios contra el dios
de los que
auguran humedad y fluidos corporales.
No iba a
dejarme alejar de la fuente de voz
que tenía
entre las manos
mientras
que masturbaba mi noche
por pura suerte
de recién llegado.
Soy un
hombre volante
y visto de
viento un color que en la luz se destiñe…
Mi sangre
responde.
Mi pasión
acciona.
Mi onda se
influye.
Mi fuerza reacciona.
Mi historia
es un trecho de tiempo
que viene
detrás, que llega hasta aquí
y sigue
adelante y choca en posesión de la bruma.
Como las
mareas respondo a las fases lunares
y subo y
bajo. Líquidamente líquido quietudes.
Omar Alej.
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