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Estando a la espera de sitio en el crematorio.

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  <<Davie, Davie -me reproché-. ¿Dónde se ha visto ingratitud más ruin? ¿Te olvidas de antiguos favores y antiguos amigos por el simple susurro de un apellido? ¡Vergüenza debería darte!>> Secuestrado. Robert Louis Stevenson. Este no es un lugar para un chico como yo   Y no me interesa escuchar como insistes en llamarme por el segundo nombre de tu difunto padre   Sabes que ya no soy tan joven pero si insistes en volver a hacerlo Cuando haya recuperado la movilidad y haga efecto la motivación podré salir a la calle para pedir auxilio y algunas monedas   No se elige perder una casa como castigo por besarnos con los ojos abiertos Imagina que estamos con alguien más que si nos gusta complacer   Uno supone que nadie quiere llevar la cuenta de la gente que nos ha olvidado   en su bolsillo y aquí estoy obedeciendo instrucciones de una aplicación que te quita de trabajar en las cosas que te parece...

El minotauro.

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  […] parece que te estuviera viendo pasear por allí, a plena luz del día, contemplando con tu mirada clara esos lugares que ahora se han convertido para tu compañero en parte del escenario de los sueños. Robert Louis Stevenson. Secuestrado ( Dedicatoria ) Prefiero no verlos Son los poetas tienen algo para mi que prefiero ignorar en la prisa de camino a la oficina :   Son esas malditas figuras en viento que dictan canciones se abrazan en chicas que buscan marcharse y en hombres que piden   no más que cinco minutos más   Dicen que no saben por qué necesitan imaginarse la luna como a algo que los determina Y abrasan las fuentes    a un mínimo costo de sentirse en todo a cambio de nada   Por siempre los he temido desde usar las palabras como si fueran serpientes que convierten rocas en exoplanetas o vestirse de pana y decir que son suyas las artes de la inconveniencia de ver lo que nadie más ...

Probablemente patológico.

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  Sentí que la evocación de Stevenson era una despedida y no un rasgo pedante. Yo era él y comprendía. No bastan los momentos más dramáticos para ser Shakespeare y dar con frases memorables. Veinticinco de agosto, 1983. Jorge Luis Borges. photo by the dwarf Completé la relectura de Funes el Memorioso Igual que antes me complació lo tanto que me olvido de ese hosco rumor en el olvido de los días de sol Y el café en el termo aun está tibio Todavía su sabor me golpea recrudeciendo la idea de la duda primera Me he afeitado y mi rostro en el espejo crece en detalles vulgares La salud ya sabemos cada tanto se descubre improbable y meramente un momento sin tener que decir nada Selecciono un anhelo entre tantos que he ido posponiendo Quisiera volver a escuchar por primera vez los gemidos de Aurora al masturbarla con el corazón Casi el mundo funciona La mañana no es moderna ni anticuada es natural tanto como naranjas partidas por la...

Notas de camino al supermercado.

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  En mi principio está mi fin East Coker / Cuatro cuartetos. T. S. Eliot Qué a gusto que mata el mundo la risa loca Qué a gusto que baila el chanta   Qué a gusto que tiran baba las guapas por los puñetas Qué a gusto trafican pleitos   Qué a gusto sube la fiebre Qué a gusto que se interviene con la opinión que no hace falta Qué a gusto se queda uno con esa rabia que nadie quiere Qué a gusto que falta el arte Qué a gusto que ofenden los creativitos   Qué a gusto que se celebran polarizantes y vende humos Qué a gusto que nos acusan de cada uno de sus defectos Qué a gusto que nos engañan Qué a gusto que sea mentira lo que más brilla   Qué a gusto que las ensucian la dignidad y la belleza Qué a gusto que la corrompen la libertad por intuitiva Qué a gusto que se malvenden   Qué a gusto que hijos de puta se vanaglorian Qué a gusto que están tan lejos los gestos dulces de mi tía Chelo Qué a gusto que hace...

The Ship Song.

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  Todo escritor dirá entonces: loco no puedo, sano no querría, sólo soy siendo neurótico. El texto que usted escribe debe probarme que me desea. El placer del texto. Roland Barthes.     Hace tanto tiempo que no iba al cine solo. Ha vuelto a ser como la primera vez que vine al cine solo, realmente un acto desesperado. Y me acordé de ti. Al parecer ya no me gusta ir al cine. Tampoco es que ahora vea películas en casa. Las cosas que antes hacía ya no las hago, lo considero una revancha contra mí mismo porque me he decepcionado. Solamente, todavía, suelo mirarme las palmas de las manos. Y me acordé de ti. Quizá todavía amas las películas de Scorsese. Tal vez, todavía, sin que nadie te pregunté explicas por qué tu película favorita es El Último Tango en París. Tengo que confesarte que sospecho si realmente estas palabras te tienen a ti como destino, podría estarle hablando a cualquiera, incluso podría ser -más bien, una de esas mierdas confesionales que confie...

La cosecha

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  […] guardaremos silencio para tomar el pulso a todo lo que existe y vivir el milagro de cuanto nos rodea, mientras alguien nos diga, con una voz de roble, lo que desde hace siglos esperamos en vano. Lo que esperamos. Oliverio Girondo Se ha contado en miles de casas se ha descrito en los bares brindando y llorando a la vez Y se ha escrito en libros y en paredes y en cartas que remite una niña ilusionada por si la fuente del amor fuera aquella tinta que imagina que le brota de los sueños que soñó recargada en el cristal de su ventana   Son los rastros de los de antes que se abrieron camino para que entrara el sol y la luna Hasta donde tú y yo estamos aprendiendo todavía si nuestra pregunta sigue la duda de entonces cuando aparecieron bajo la lluvia los colores favoritos de la gente   Y es una repetición de calles cuesta arriba en la mochila para que un revisor de billetes nos expulse de las estaciones De l...

Bien venido.

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 […] sólo una palabra repetida a lo largo y ancho de la página, la misma palabra siempre: palmera, palmera, palmera, una guerra a muerte entre la palmera y yo, y ganó la palmera. Pregúntale al polvo. John Fante. No te voy a adular aquí nadie es bien venido solamente espaldas rotas rodillas ya en cojera retinas amarillas voces de trituradora Hijos de mariachis angelinos que empeñaron las trompetas y jazzistas que venden pequeños diablos de barro en los que salpican almas por las que no obtuvieron nada Ahora hueles el sudor lleno de aguarrás de las fábricas maquiladoras en la periferia donde nadie debe verlas porque engrapan pantalones de reclusos Y te muerden las ratillas las bastillas de tus golpes sin efecto   Si la nomina si la renta si la gasolina será suficiente (Para hacer volar el coche contigo dentro) si el amor vaga más que el miedo al amor y pensaras que ya casi son las seis pero pasan de las doce Tú rostro me recuerda...